lunes, 29 de julio de 2013

las enseñanzas de ser tributos

HOLA!
Asi es, para todos esos hungers y mutos que creen que Los Juegos Del Hambre no son mas que unos niños obligados a matarse entre si, les quiero dejar esto:


-Katniss nos enseña que debemos luchar para salvar a quienes más queremos.

-Peeta nos enseña a demostrar que somos algo más que piezas y que debemos proteger a nuestro amor.

-Gale nos enseña que por una hacer una tontería puedes perder a tu mejor amiga.

-Prim nos enseña a mantener la dulzura en los momentos más difíciles.

-Haymitch nos enseña a ver la vida con otros ojos, al saber que los tuyos han desaparecido de tu vida.

-Madge nos enseña que debemos confiar en tu único apoyo y debes ayudarle.

-Rue nos enseña que debemos salvar nuestra vida ayudando a alguien que admiras.

-Glimmer nos enseña que la belleza no es todo y no sirve para ganar siempre.

-Clove nos enseña que si eres cruel, habrá alguien que te pare los pies.

-Cato nos enseña que tras esa capa dura existe una buena persona.

-Thresh nos enseña que debemos vengar a nuestros compañeros con buena voluntad.

-La Comadreja nos enseña a sobrevivir sin matar.

-Marvel nos enseña que si matas a alguien, otra persona te lo hará pagar.

-Cinna nos enseña a querer y a apoyar. Nos enseña lo que es un verdadero amigo.

-Snow nos enseña a ser malvados, pero también nos enseña a saber que alguien lo será más que tú.
-Effie nos enseña modales y no maltratar a la caoba. Nos dice que cada día puede llegar a ser muy muy importante.

-Caesar nos enseña a dar el último empujoncito para que alguien sea recordado.





viernes, 26 de julio de 2013

Capítulo 20 ♥

♥Tributos, tributos^^
¿Cómo están?¿Listos para otro capítulo?^^
¿Yo? Emocionada por que ya estamos en cap 20!!!! Pff!! Nunca pensé llegar hasta acá! (de hecho, tenía planeado acabar la historia al llegar al capítulo 21)
Bueno, les voy a relatar algo gracioso que me sucedió al escribir esto.
Sé que les había dicho que iba a salir por fin el pequeño Finn :) y ya tenía la parte planeada (en mi cabeza) de esta adorable escena. Pero, no sabía cómo introducir ésta parte, ya que era un poco corta para que fuera un capítulo completo. Así que, tuve que pensar en cuál sería el "Relleno" de todo el cap. Después de meditarlo por horas, por fin planeé el cap completo, y me puse manos a la obra.
¿Qué creen? Lo chistoso es que éste "Relleno" (que nada mas iban a ser unos cuantos parrafitos) se me extendió tanto que...ya me pasaba de las 1900 palabras y aún no llegaba a la parte de Finn.
*Dato: mis capítulos no llegan a tener más de 1600 palabras. Tengo una pequeña obsesión de revisarlas en word, para saber si no los he echo demasiado cortos*
Y eso que le quité todavía diálogos y cosas extras.
Pero, por alguna extraña razón, este capítulo me fascinó por completo, tanto como escribirlo, tanto como leerlo; porque se narra algo del Distrito 4, o los momentos en la casa de la Aldea de los Vencedores. (sabrán a qué me refiero ahorita que le lean). No es tanto como los otro que he escrito, siento que es diferente.... y eso es lo que me gusta. Además de que también pienso que he mejorado un poco en la narración.
Al fin y al cabo, las mejores cosas salen de los momento más inesperados.^^

Sin más preámbulos, os invito a que lean el Capítulo 20, y les encante tanto como lo ha pasado conmigo.
Léanlo, Ámenlo....Y COMENTEN. Sabéis que su opinión es muy importante^^

¡Disfruten del vigésimo capítulo de este blog y esta maravillosa historia!♥


Tick Tock, Tick Tock.
Cada vez más cerca de Catching Fire...
Tick tock....

*O no está preciosos el Gif, me encantó*




              Capítulo 20- Un recuerdo plasmado en pintura.






Aún era muy temprano cuando llegamos a la casa de Annie; el silencio y la tranquilidad fueron los únicos que salieron a recibirnos.
Avanzamos a hurtadillas por la puerta y el piso principal de la casa, con tal de no despertar a los que seguían durmiendo. La bonita bata de Annie terminó sucia y llena de arena, así que tuve que cambiármela nada mas llegar a la habitación; cuando salí, descubrí que Peeta también se había cambiado de ropa, ahora llevaba unos pantalones oscuros y una chaqueta café que le quedaba muy bien, obviamente, no podía faltar el doble nudo en sus zapatos. Sonreí al recordar ese detalle. Él estaba a punto de salir por la puerta cuando mi voz lo detuvo.
-¿A dónde vas?- susurré a media voz mientras avanzaba hacia él.
-Oh,- se sorprendió al verme- pensé que ibas dormir un poco más.-sonrió- Voy a ir a la plaza, ¿Quieres acompañarme?- me preguntó en el mismo tono con el que le hablé.
Por toda respuesta, sonreí y me cerré el cierre de mi chaqueta.
A pesar de ser primavera, afuera había un frío invernal. Me rodeé con los brazos y me encogí un poco sobre mi misma. No paraba de ver con curiosidad el vaho que salía por mi boca cada vez que exhalaba, me pasé mucho rato lanzando bocanadas de aire solo para ver la pequeña nube de humo blanquecino.
Recorrimos por completo la Aldea de los Vencedores, pasamos una fila entera de casas antes de llegar al camino que lleva al centro del distrito. A mitad de camino pudimos ver, no muy lejos, la playa, y los botes pesqueros atrancados en ella; había varias personas reunidas en esa zona, llevando redes, cañas de pescar y cebo. Algunos hombres se encaramaban en las embarcaciones y zarpaban hacia el océano; se alejaban tanto hasta parecer unas hormigas en la lejanía.
Por fin llegamos a las calles principales del Distrito 4, deambulamos en ellas. Éstas bullían de actividad por todas partes. Peeta pasaba a varios sitios, aveces a comprar, aveces a saludar; la gente lo reconocía y le sonreía amablemente; él también sonreía cuando gritaban su nombre y agitaban la mano.
Ya en la plaza, levanté la cara para poder ver las banderas azules que la decoraban. En ese lugar había aún más bullicio que en cualquier otra calle. La plaza era enorme y allí se asentaban todos los comercios más grandes e importantes. Las personas corrían de un lado al otro. Felices. Normales.
El Distrito 4 estaba lleno de vida. Y no podía no sentirme maravillada por esto. Si no hubiera llegado a aferrarme al brazo de Peeta, me habría perdido entre ese mar de gente.
-¿Siempre ha sido así?- pregunté en un murmullo, admirando aún mi entorno.
Peeta negó con la cabeza.
-La mayoría de los comercios y decoraciones fueron después de la derrota del Capitolio. Tal vez el Distrito 12 se viera así si no hubiera pasado lo que pasó- dijo con un toque de nostalgia y dolor. No pude evitar imaginarme a agentes de la paz en lugar de toda la gente y el infinito silencio de todas las personas ,escondidas en sus moradas, temiéndole a su tiránico gobierno. Él me sacó de mis pensamientos.
-Todavía falta un lugar más antes de irnos- me sonrió. Lo miré de reojo, tenía ya bastantes bolsas colgadas en ambas manos ¿qué más le faltaba comprar? Tratándose de Peeta, no sé cómo no lo pude suponer.
Se ataron todos los cabos cuando llegamos a la panadería de la ciudad. Una campanada sonó cuando atravesamos la puerta, en ese momento alguien gritó desde el fondo de la habitación.
-¡Peeta!¡Hola!- una chica pelirroja corrió hacia Peeta.
-Phoebe, hola- saludó con una sonrisa y un corto abrazo. Luego me tomó de la mano y me adelantó unos pasos.
-Katniss, te presentó a Phoebe. Phoebe, ella es Katniss- nos puso frente a frente. La muchacha me dirigió una sonrisa que me recordó mucho a Delly Cartwright.
-¡Encantada, Katniss!- me estrechó la mano con vehemencia.
-Gracias...igualmente- sonreí lo mejor que pude. Phoebe no perdió más tiempo conmigo y se centró en Peeta.
-¿Qué te trae por aquí, esta vez?- le preguntó, pestañeando sin dejar de sonreír. Puse los ojos en blanco.
-La misma razón por la que siempre vengo- dijo Peeta divertido. Phoebe soltó unas cuantas carcajadas- ¿Está tu padre?- preguntó él un rato después. La chica asintió y  le indicó que la siguiera. Peeta se alejó, no sin antes prometerme que regresaría pronto.
Estuve un rato a solas en esa sala llena de pan y un olor delicioso. Regresó al cabo de unos minutos, y ya llevaba una gran bolsa de pan. Y una Phoebe pegada a la espalda.
-¿Qué es eso que huele tan maravilloso?- murmuró Peeta olisqueando el aire.
-Bollos de queso recién salidos del horno- contestó la pelirroja. Inevitablemente, él me miró con un brillo en sus ojos.
-¿Quieres unos, Peeta?-preguntó la chica.
-No, no gracias. Ya no me alcanza para comprar más cosas- dijo Peeta dejando caer los hombros.
-Insisto- dijo Phoebe, que metió 3 pequeños panes en la bolsa, que estaba a reventar-, cortesía de la casa- terminó con una sonrisa.
-Gracias, Phoebe- le contestó Peeta de la misma manera. Después de que se despidieran y yo dedicara unas cuantas sonrisas más, salimos de la panadería.
Nos alejamos de las calles, permitiendo que la tranquilidad nos fuera atrapando de nuevo en camino a la Aldea de los Vencedores.
-¿Un bollo, señorita Everdeen?- dijo Peeta sacando el pan de la bolsa, e inclinándose en una pequeña reverencia- Sé que son sus favoritos- rió por lo bajo para no perder la formalidad y elegancia.
-Gracias- contesté inclinando la cabeza-, lo tomaré sólo porque me acabo de dar cuenta que estoy muerta de hambre- dije riendo y arrebatándoselo de la mano- Además, fueron gratis- agregué.
-Sí, muy considerado de parte de Phoebe- dijo.
-Oh, vamos...¿Acaso no te diste cuenta?- dije burlona.
-¿De qué tengo que darme cuenta, Katniss?- susurró Peeta, extrañado.
-Pues, de que esa tía está loca por ti- solté.
-¿Qué dices? No lo creo....o, bueno, creo que puedas tener razón- frunció el entrecejo y se mordió el labio.
-Te lo dije- le contesté riéndome. Caminamos un rato en silencio.
¿Te importaría que hiciéramos una parada antes de llegar a la casa de Annie?- me preguntó, serio.
-¿A dónde?
Él escudriño con la mirada las casas de la Aldea de los Vencedores, al entrar en ésta.




-Entonces, ¿Es aquí dónde vives?- dije mirando la casa de hito en hito.
-Sí. Bueno, en realidad es casa de Annie, la que le dieron a ella cuando la proclamaron vencedora en los juegos- explicó Peeta al dar una última vuelta al cerrojo con las llaves. Al entrar, depositó todas las bolsas en un mueble cercano y se dispuso a ir de un lado a otro, escombrando un poco y revisando las habitaciones.
Me quedé estancada un instante cuando la puerta se cerró en pos de mí. Como vi que Peeta tenía mucho que hacer en ese lugar, no quise molestarlo y me decidí por dar un pequeño tour turístico por aquella casa. Me llamaba mucho la atención en que esas casas eran muy diferentes a la Aldea de los Vencedores del Distrito 12; como lo había sospechado en el primer momento en que las contemplé, eran bastante grandes. La primera planta, en general, tenían cierto parecido: la cocina, el salón de estar, el pasillo que lleva a la entrada...todo me era conocido y al mismo tiempo extraño. Dejé de vagar por allí y subí las escaleras para ver si tal vez había algún cambio en el piso de arriba.
Claro que lo había. Este tenía 2 habitaciones más de lo que tiene cualquiera de nuestras casas en nuestro distrito. Uno de los cuartos tenía una puerta cristalina, en donde se podría apreciar un balcón con vista al océano. Paseo por el pasillo, viendo de reojo todas las habitaciones, dirigiéndome hacía la puerta de vidrio. Pero antes de llegar, algo me distrae.
A mi izquierda se encuentra un dormitorio. Insinúo que es en donde durmió Peeta en su estancia aquí; es el único aposento de todos que se ve despejado e iluminado, porque los demás  están comidos por las sombras o cerrados bajo llave.
Traspasé su umbral. Las cortinas se movieron por el aire y me acerqué a la ventana para cerrarla; cuando estuvo sellada, despejé la tela para poder ver a través del cristal. Era una vista limitada, comparando con la del mirador, pero de ahí se podía apreciar a lo lejos el pequeño risco en el que estuvimos esta mañana. Rodeé la cama, deslizando mi palma por la suave cobija; acto seguido me senté en ella. Se oyó el rechinido usual proveniente de un mueble viejo ; y algo se asomó por una esquina de la cama al rebotar mi cuerpo en el colchón. Estiré mi mano para tomar el objeto: era una libreta.
La empecé a hojear, y página tras página me encontraba con bocetos echos a lápiz; de la jungla; la playa; botes en un muelle o viajando en el mar; la plaza y su bochorno de siempre, y.... de mí.
La mitad del cuaderno estaba lleno de retratos míos: yo con el vestido rojo y dos trenzas cayéndome sobre los hombros; caminando cerca del quemador y la zona de comerciantes; en el patio de la escuela; vestida con el traje del desfile de tributos, con llamas a mi alrededor ; disparando una flecha con mi arco......y la última, estábamos yo y Prim tomadas de la mano, viendo los pasteles de la panadería....
Cerré de golpe la pasta antes de que el recuerdo de Prim me llenara los ojos de lágrimas; traté de incorporarme, esconder de nuevo la libreta en su lugar y salir de ahí lo más rápido posible.
Traté, porque en cuanto me paré, algo entre mis pies me hizo tropezar y caer al suelo.
-Éste no es mi día- murmuré haciendo una mueca de dolor al ponerme de rodillas. Cerca mío, estaba una caja envuelta en una funda, era la misma cosa causante de mi caída. Tomé entre mis manos el objeto y le quité lo que lo cubría.
Me había equivocado;no era una caja: era un cuadro, un poco más grande que un porta-retrato. Volví su cara principal hacia mí y me encontré con una pintura, echa por Peeta.
Una explosión de colores inundó mis ojos. Pasaba las yemas de los dedos por cada trazo. La imagen se me hizo tan real como una fotografía. Esa pintura me trajo un recuerdo:
De repente, ya no estaba arrodillada en el suelo, si no, bajo el sol de una tarde de hace muchos años. Sentí que alguien me sujetaba la mano, pero mi vista solo buscaba entre las personas unos cálidos ojos azules. Y cuando me topé con ellos, bajé la mirada, cohibida. Fue allí cuando lo vi: el primer diente de león del año. Me agaché para cogerlo con delicadeza, temiendo que se fuera volando en cualquier momento. Al igual que temía que el rayo de esperanza, que pasó por mi corazón, me dejara con el viento.

Ese delicado y hermoso diente de león, estaba representado en ese cuadro. Y no podía hacer más que mirarlo sin descanso.

La pronunciación de mi nombre y otras palabras que no logré escuchar me sacaron de mi ensoñación.
-¿Katniss?- oí a lo lejos -¿Katniss, estás por aquí?- Peeta me llamaba.
-Disculpa ¿Qué habéis dicho, Peeta?- grité para que me oyera bien.
-He dicho que, hay que irnos ya a la casa de Annie.-su voz se fue aproximando hasta que apareció en la puerta-Si queremos llegar temprano al desayu...
Abrió mucho los ojos al verme con la pintura en la mano. Después, sus mejillas enrojecieron y me dirigió una mirada tímida y apenada.
-Supongo que.......debí ocultarlos bien- susurró Peeta, cohibido.
-Lo siento. Mi intención no era....- me empecé a excusar.
-No, no te preocupes.- esbozó una media sonrisa- Tenemos que irnos.
Asentí.
Acomodé el cuadro en su funda y lo dejé en la mesita de noche, apilado junto al cuadernillo.
-Por cierto- susurré al reunirme con Peeta en el pasillo-, es hermosa- le sonreí.
Curvó sus labios de una forma encantadora.






-¡Hemos llegado, Annie!- gritamos al unísono, cruzando la puerta. Reímos hasta llegar a la cocina.
Annie estaba ahí, preparando algo que olía delicioso. Me acerqué para saber qué.
-Panqueques- exclamé, emocionada. Annie afirmó con la cabeza.- Y chocolate- completé.
-Llegaron justo a tiempo para el desayuno-dijo ella sonriendo- ¿Dónde estuvieron toda la mañana?
-Peeta quiso visitar la plaza- dije mientras me servía una taza de chocolate caliente, junto con dos panqueques con algo de mermelada.
Annie le preguntó a Peeta que había comprado, y él le relató toda su lista de puestos y cosas. Hablaban animadamente sobre las personas que ambos conocían y reían cuando hacían algún chiste que solo ellos podían entender. Al final, Peeta le dio más de  la mitad de los artículos que compró a Annie, y ésta se lo agradeció con una gran sonrisa y un abrazo.
Me pregunté si hacían eso todos los días, o frecuentemente. Me dio una punzada en el estomago, pero lo atribuí al hambre, así que me apuré en darle bocados a mi desayuno.
Después de que ellos dos se sirvieran también, seguimos diciendo de cómo nos fue en la mañana. Me uní a la platica comentando sobre la marea de actividad que había en cada rincón del distrito, las observaciones que había visto en la casa de los vencedores y  otras cosas banales.
-¡Oh!, ¡casi lo olvido!- reclamé la atención, limpiándome los bigotes que se formaron sobre mis labios por culpa del chocolate-: en la panadería, conseguimos pan gratis solo porque la hija del panadero está enamorada perdidamente de Peeta- solté una carcajada tomando un bollo de queso. Annie coreó conmigo.
-Phoebe ¿no, Peeta?- le preguntó Annie con una sonrisa traviesa.
-¡Claro que no está enamorada de mí!- dijo él lanzándome una mirada asesina.- Sólo fue amable, nada más.
De nuevo,nosotras  reímos.
-Una vez esa chica se acercó a mí y me preguntó que era yo tuyo- murmuró Annie señalando a Peeta-. ¿Sabes? cuando le aclaré que sólo eras un amigo, se relajó por completo y puso cara de alivio- sonrió ella.
Peeta no habló, y enrojeció como un tomatito.
Clavó sus ojos en mí. Le sonreí.
-Te lo dije- me encogí de hombros.
Ayudamos a limpiar la cocina y lavar los trastos. De vez en cuando, entre Annie y yo seguíamos haciéndole burla a Peeta de su novia pelirroja.
En eso, un chillido rompe nuestras risas.
-Creo que ha despertado- dijo Annie suspirando-. Voy a verlo.
Pero antes de que desapareciera del cuarto , la tomé del brazo.
-Espera, Annie...- dije dubitativa-...te acompaño- me ruboricé un poco.
-Está bien- me sonrió ella.
Los tres subimos las escaleras y terminamos parándonos en el dormitorio del que provenían los llantos.

Entonces, Annie abrió la puerta.....












*Aunque no lo quiera admitir, Katniss estuvo un poco celosa en ambas situaciones*







¿Qué tal?¿Les gustó?♥    

Es el capítulo más largo que he escrito alguna vez en la historia de los capítulos de Meena......           Jajaja ok, no. El caso es que, espero que no os haya aburrido ni nada de eso :33♥

Lo confieso: amo sus comentarios. Así que ha COMENTAR YA! Si es que queréis una sonrisa en mi rostro.^^

Cuéntenme qué les pareció!!^^

Miles de besos, abrazos y gracias.♥

                                             
                                        Con Cariño♥
                                               Vuestra Escritora♥
                                                                       Meena♥



¡Hasta la próxima!



lunes, 22 de julio de 2013

Trailer de En Llamas y un nuevo still de finnick

Si, si ,lo se....
Soy un fiasco, un asco, y todo lo que quieran, pero la verdad es que he tenido la cabeza en cualquier parte y estaba desaparecida, pero no he muerto.
En fin, de ahora en adelante intentare subir mas entradas
Y ahora....
El trailer y subtitulado para los que no se manejen muy bien en el ingles...

 
    https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=azqXcc31HKk#at=11



               

                 
                 
                                        Y miren esto! es finnick ofreciendo azucarillos *-*


                                                                     yo quiero todos tus azucarillos
                                          es tan hermoso! TE AMO FINNICK! <3

martes, 16 de julio de 2013

Capítulo 19♥

 Hola, hola queridos lectores ^^
¿Cómo os va en la semana? Yo, aliviada de no tener que pensar en todo lo relacionado con el colegio ¡Vacaciones! jajaja
Ahora si soy puntual con la subida de capítulo
1- Os doy la noticia que....¡Ya tengo twitter! ^^y es  @Meen_reads94
(no soy muy creativa para los nombres, jajaja defecto mío) así que, tributos, ya tenéis un lugar en donde pueden reclamar cuando no haya capítulo jajaja ok no. ^^
Me encantaría que me siguieran ( o me agregaran o lo que sea que se haga allí) para poder conoceros mejor. También subiré de vez en cuando adelantos y noticias que no publicaré en el blog (si tengo tiempo, claro está).
2- La otra vez que me metí al blog vi la encuesta del concurso, y la mayoría son votos afirmativos, entonces voy a empezar a incluir esa idea en mis planes y tengo una pregunta para ustedes: "¿Queréis que sea de imágenes, relatos, o ambas cosas?" Yo tengo en mente uno de relatos porque me fascinaría leer escritos echos por ustedes. Pero mejor díganme que opinan en los comentarios.

Por último, ¡disfrutad el capítulo!
Léanlo, ámenlo y lloren....(jajaja ok esto último no lo hagan)^^

(Esta vez no hay imagen, pero sí vídeo)
I Won´t Give Up-Jason Mraz


Esta canción me encanta. La escuché y...¡Chaz! ya tenía planeado el capítulo, jajaja. ¡Escúchenla! y espero que se convierta en su favorita a partir de ahora.




Capítulo 19: ¿Ya no?





<<Ya no>>
La idea me carcome las entrañas y me hace un nudo en el estomago.
Escéptica, vuelvo a mirar sus ojos. Sé que en ellos puedo hallar la respuesta que necesito encontrar; puede que ellos me revelen sus sentimientos; al fin y al cabo, se dice que son las ventanas del alma.
Aunque, cuando dirijo mi mirada a la suya, él retira de mi vista su rostro, ahora iluminado tenuémente  por la débil luz del alba.
-Katniss...- susurra de pronto-...lo siento.
El nudo del estomago se me sube a la garganta.
-¿De qué te disculpas, Peeta?- pregunté sin que me temblara la voz. Casi con indiferencia.
-Es...- se pasa las manos de nuevo por el pelo- qué...tú y yo...no se podrá- suspiró-. No creo que sea posible; que sea lo correcto.- termina por fin.
-¿Correcto?¿Posible?,¿A qué te refieres con eso?- pude lograr articular. La mano  que todavía se aferraba a la suya empezó a soltarse, hasta que mi mano cayó inerte a mi costado- ¿No me queréis, acaso?
-Yo...-dijo sin mirarme aún a los ojos; como si los míos quemaran al contemplarlos- yo...- tartamudeó.
Como si me bastara su simple respuesta, me di la media vuelta y comencé a caminar. No fui muy consciente de esto; mi mente solo se la pasaba tratando de hacerse a la idea de que Peeta...ya no sentía nada por mí.
Arrastraba los pies en la arena, y de vez en cuando el mar llegaba hasta ellos, mojándolos. Tras pasar un minuto, las lágrimas por fin amenazaban con salir. Las reprimía con todas mis fuerzas, y cuando iba a dejarlas que fluyeran por mis ojos alguien me tomó suavemente de la mano.
No necesité voltearme para saber que se trataba de Peeta; su calor me era familiar, y también la sensación de adrenalina cada vez que me tocaba.
-Siento haberte dejado; marcharme sin más- murmuró a mis espaldas-, pero por algo lo hice.
Tomó mis hombros con ambas manos y me hizo volverme hacia él con dulzura. Descubrí que no había caminado más de 30 pasos de donde estábamos.
-¿Recuerdas la carta?, la que te escribí antes de marcharme- dice.
Asiento con la cabeza.¿Cómo no me voy ha acordar de ella? La leí como 20 veces; se la podría recitar entera.
-"...me marcho para no poderte hacer en un futuro algún daño. Siempre te quise proteger, y ahora lo hago poniendo distancia entre nosotros."-cita a la carta, provocándome recuerdos pasados.
Su mano ahora me toca la barbilla y la levanta hasta que nuestros ojos se encuentran.
-Veme a los ojos y dime de verdad si no te quiero, si no me importas- susurró. Me atreví a fijar mi atención a sus ojos, que brillaban con el color del cielo.
Estaban llenos de ternura, cariño y aprecio. Había una chispa, que pareciese que, solo aparecía cada vez que mis ojos grises se reflejaban en los suyos. 
Ni siquiera me acordaba de las ganas de llorar que tenía, ni de el agua acariciándome los tobillos, ni de sus dedos rozándome el rostro. Sus ojos eran lo único en lo que pensaba.
Comprendí qué, después de escudriñar con mi mirada en esos ojos, no podría querer más a Peeta. Más que siempre.
Y él también me quería. Lo sabía. Lo había visto en su tierna mirada.
-No necesito decirte lo mucho que me importas, Katniss. Te aprecio demasiado para dejarte pensar lo contrario. Por eso no osé mirarte a los ojos, porque sabía que si lo hacia, no te iba a poder decir lo que te comenté hace un rato. Pero no te decía aquello en broma...sigo pensando que estarías mejor lejos de mí.....
Rodeé con mis brazos su cuello y hundí la cabeza en su pecho.
-No- lo corté-, no, eso nunca. Podemos salir adelante, juntos. Nos apoyaremos el uno al otro, como lo hemos echo siempre. "...el tiempo nos dirá si podemos estar juntos..." habías escrito en la carta. Sólo hay que dejar que el tiempo nos dé la respuesta, yo esperaré...
-Katniss, yo no te merezco. ¿Y sí te vuelvo hacer daño? no lo soportaría ¿Sí me vuelvo loco de nuevo...y tú estás cerca de mí? Soy un monstruo, no elegí serlo pero aun así lo soy. Ese día, sí Haymitch no hubiera estado ahí...
-Pero lo estuvo. No me hiciste daño. Y trataremos de que no vuelva a pasar; tiene que haber una cura a esto; lo buscaremos; lo encontraremos, sólo... confía en mí.
Esta vez, fue él quién me apretó más contra su cuerpo. Nos separamos un poco para vernos a la cara. Peeta  quitó los cabellos que me colgaban en la frente; entornó un momento los ojos y soltó un suspiro que significaba que se había rendido.
-Confío en ti. Sólo prométeme que dejaremos que el tiempo haga solo su trabajo, que no nos precipitaremos.Dame tiempo para pensar. 
-Está bien- dije. Era mejor acercarme a Peeta poco a poco, empezar desde cero, que a no tenerlo que verlo nunca más.
-Bien- dijo él a su vez, sonriendo.
Su vista se dirigió al horizonte; se le quedó un rato fijando su mirada en el este, en donde muy pronto, el sol saldrá para dar fin a la noche.
Se volvió a mí y sonrió entornando los ojos, estaba pensando en algo que no supe desifrar.
-Ven- dijo entonces-. Sígueme.
-¿A dónde me lleváis?- pregunté.
-Tú déjate llevar y sígueme- me tomó por la muñeca para jalarme. Me guió hasta el principio de la jungla, en donde nos colamos entre la maleza.




-¡Rápido!- me apremiaba. Literalmente, casi volábamos sobre las ramas y charcos de agua. Peeta constantemente decía <<De prisa>> o <<Corre>>, siempre delante de mí. Parecía más una competencia para ver quién recorría la jungla más rápido.
-¿A dónde vamos?- pregunté por enésima vez entre jadeos.
-Lo averiguarás por ti misma si corres más rápido- contestó Peeta. Torcí los labios y puse  los ojos en blanco; él rió.
-Correría más de prisa si supiera a dónde me dirijo- repliqué.
Peeta se detuvo un momento y se volvió hacia mí. Entrecerró los ojos y solo dijo:
-Tú corre- dicho esto volvió a trotar hacia delante-. ¡Te reto ha alcanzarme!- gritó ya 3 metros lejos; sonreía cuando se volteo a verme.
Suspiré exasperada, pero acepté su reto. Empecé a correr más fuerte, yendo de arriba a bajo para esquivar las ramas de los árboles, saltando todo lo que podía para no caerme en los charcos de barro.
Llegó un momento en que ya no pude distinguir a Peeta entre la vegetación. Delante mío había una pared de plantas que caían en cascada hacía el suelo.
-¿Peeta?- murmuré. No hubo respuesta. Agucé el oído y comencé a trotar de nuevo. Cuando estaba por llegar a la barrera de plantas me sentí como si estuviera en un callejón sin salida. Iba a decir otra vez el nombre de Peeta; pero en ese instante, por estarme fijando al rededor, una rama levantada me hizo tropezar.
Caí, a travesando la red verde. Pude reconocer la figura de Peeta antes de caer sobre ella y precipitarnos al suelo. Rodamos juntos por el piso; quedamos codo a codo tumbados boca arriba.
-Vaya manera de terminar tu competencia- me quejé frotándome el costado del brazo izquierdo, que estaba adolorido.
-No me culpes a mí-replicó él-. Pensé que tú eras la que se podía mover como una sombra entre la maleza, por ser cazadora.
-¡Claro que puedo!- contesté ofendida-. Exactamente, soy sigilosa y precavida. No corro como loca, eso espanta a las presas.
Noté como Peeta sacudía la cabeza y reía bajo. Él se levantó primero y me ofreció una mano para incorporarme; lo miré, recelosa.
-¿Ya llegamos, pues?- levanté las cejas y tomé su mano. Peeta sonrió para contestar:
-Claro, y a tiempo.
Me sacudí la tierra de los brazos y las piernas; luego levanté y vi que Peeta me tendía de nuevo la mano. A regañadientes yo le tendí la mía, que la rodeó con un suave apretón y tiró de ella para guiarme. Caminamos hasta que el suelo desapareció. Estábamos en la punta de alguna montaña o risco. Las olas golpeaban contra la roca más abajo y levantaban una brisa fresca que me rozaba la piel; la espuma se arremolinaba junto a la piedra; más allá se veía al Distrito 4 en todo su esplendor, y todavía más lejos, el gran océano infinito.
-Es hermoso- dije, maravillada por el paisaje. Peeta solo contestó:
-Espera.-lo miré confusa por su respuesta; su mano, que aún sostenía la mía, señaló a lo que se refería.

En el horizonte se empezaron a ver despuntes de luz: el sol estaba saliendo.

No estoy segura si todas las palabras puedan describir lo bello e hipnotizante que era la escena delante mía. El amanecer teñía de rosa, anaranjado y amarillo las nubes; los rayos iban comiéndose las sombras que rodeaban al distrito; el mar se pintó del mismo color del sol. Era....era simplemente...Fantástico. Maravilloso.
Apreté más mi mano entorno a la de Peeta. Él sintió eso y se volvió para verme; yo también hice lo mismo. Nos quedamos así, sin apartar la mirada. No podía dejar de admirar sus ojos, porque en ellos se reflejaban el alba. Me pregunté cómo era posible que toda esa belleza quedara atrapada en esos azules ojos. 
Me obsequió una sonrisa pura y me recogió los cabellos sueltos por culpa del viento, en un gesto de cariño. Pensé que me iba a besar, que se le había olvidado todo lo que hablamos tiempo atrás, que solo iba a posar sus labios contra los míos.... 
Se fue acercando....pero no me besó. En cambio, me dio un pequeño abrazo. Sin embargo, bebí de ese abrazo mejor que si hubiera sido un beso.
-Vamos, tenemos que volver a casa de Annie- dijo al soltarse de mi mano. Asentí, aunque no me quería ir.
-Además- murmuró cuando emprendimos el viaje de vuelta a la playa-, todavía no has conocido a alguien.
-¿A quién?- pregunté.
Peeta sonrió.
-Al pequeño Finn- contestó.








Cita: "Me propongo a mí mismo que algún día la traeré a contemplar el amanecer, para que ella pueda ver la maravilla de vivir como lo veo yo ahora."- Peeta en Capítulo 2: Punto de vista de Peeta Mellark.










Bueno tributillos ¿Qué les pareció?^^¿Les gustó? 


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Esto es todo, amores!    ¡Buenos deseos y miles de besos!^^

           
                                    Con cariño
                                                 Vuestra Escritora
                                                                           Meena





lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo 18 + explicación de ausencia.

¡Hola hola mis amores!^^
*ATENCIÓN: La escritora de este blog va a empezar a parlotear excusas, lo dejamos a su propio riesgo*

¡Tanto tiempo sin verlos!¡Os he extrañado mucho!
Oficialmente, hoy concluyen las clases. Al menos en mi país. 
¡Vacaciones! es un alivio :D
Antes del capítulo explicaré porque no he subido desde hace tiempo:                              (prepárense)
Primero, fueron los exámenes y pruebas finales. Segundo, me quedé sin Internet por unos 10 días y no pude subir el adelanto, aunque si lo pensaba subir. Tercera, y la más importante, he estado ocupada pensando en la historia.
Tuve una crisis de escritora porque me quedé sin ideas de como seguir esto. Creo que deberían ponerle un nombre a eso "Crisis de Falta de Inspiración Aguda del Escritor" ¡ya tienen un nombre!(Les doy mis más sinceros ánimos para quién pase o pasó por esto)  
Bahh, es horrible pasar por esto. Me llevó a pensar que tal vez dejaría el blog, y por consiguiente, dejaría de escribir esto. 
Pero luego pensé en vosotros y me exprimí la cabeza para hacer este capítulo.
Lo bueno de todo es que la inspiración me ha llenado de nuevo y ya he  empezado a idear varios caps(me dio flojera escribir "capítulos") que espero que les encanten.
Solo espero que lo que escribo recompense mi ausencia.
Sin más....¡Disfruten el Capítulo 18!^^
¡Ojala les guste! No sé bien como quedó después de tantas pausas para hacerlo, en diferentes tiempos.





                                      18-Explicaciones.


Retazos de recuerdos me llegan a la mente.
Mi cara expuesta a la fría lluvia, los charcos levantándose en un manto bajo mis pies, mis ropas mojadas que me empapan de pies a cabeza...
Y mi sonrisa. Algo que pensé que no recuperaría fácilmente.
Mis labios, que se curvan cuando Peeta me estrecha entre sus brazos...
Peeta.
Su nombre me recorre con la calidez de un susurro dicho al oído.
Peeta....
Abro los ojos y parpadeo para acostumbrarme a la oscuridad que me rodea. Las ventanas están abiertas, invitando al viento pasar y hacer bailar las cortinas al ritmo de los sonidos de fuera.
El murmullo del viento y el roce de la tela amarillenta de las cortinas son los culpables de haberme despertado.
Me sorprende la tranquilidad en la que me hallo. Esta vez las pesadillas no irrumpieron en mis sueños, hace tiempo que no dormía tan bien...
Una nueva oleada de aire frío se coló por la ventana abierta, haciéndome estremecerme y estirar los brazos para buscar su calor reconfortante, el calor de Peeta.
Y me encontré con la nada.
Volví la cabeza solo para contemplar el espacio vacío que yacía junto a mí. Me recosté en el , perezosa.
Mi nariz se llenó con ese olor dulzón que caracteriza a Peeta. Abracé la almohada y pensé que si él no estaba ahí, entonces...
Iba a formularme una pregunta cuando la puerta, movida por otra ráfaga de viento, rechinó, abriéndose más de cómo la habían dejado.
Como si fuera un reflejo, me levanté y me puse una de las bonitas batas de seda que me había dado Annie. Descalza caminé por el pasillo; silenciosa. Abrí la puerta principal y tuve el cuidado de no resbalar con los pocos charcos de agua que todavía había.
Al sentir el contacto que tenía mis pies en la arena mojada, y su extraña sensación, empecé a juguetear con ellos haciendo círculos.
No fue difícil encontrar el rastro de arena que alguien había echo y que este conducía a la playa, cruzando por el sendero rodeado por la jungla.
Disfrutando del ambiente ,y en medio de la madrugada, la jungla me trajo recuerdos de los juegos. La extraña vegetación se parecía mucho a la vez del Vasallaje de los 25, la diferencia es que en este momento no esperaba, aferrada a mi arco, atenta a cualquier situación y a que, repentinamente,  un peligro apareciese, amenazándome con quitarme la vida.
Aquí solo había quietud, mezclada con los murmullos del mar, ahora más cerca.
La frescura se metía en mis fosas nasales. Las gotas atrapadas de la llovizna anterior caían de las hojas de los árboles y las palmeras. También, se podían ver manglares y arroyos, llenos de agua cristalina, rodeados de musgo verde y plantas exóticas que jamás supe reconocer.
Llegué al principio de la playa, que era como encontrar un enorme claro en el bosque después de recorrer la maleza, o en este caso, la jungla.
Caminé unos cuantos pasos  y por fin divisé a Peeta.
Estaba sentado, jugueteando en sus manos un pequeño objeto que no alcancé a ver con claridad. 2 metros más allá, las olas rompían contra la arena.
Me acerqué con paso de cazador, como me es de costumbre, y casi me sentí desconcertada al no sentir el peso de mi arco sobre mi mano. Al estar a un metro de él me detuve. Reprimí una risita al ver que no había captado mi presencia. Me dediqué un momento a observarlo bajo el cielo que presentaba diferentes tonalidades y  su mirada azulada que contemplaba el mar, la misma que  me amenazaba con dejarme sin respiración. Era, sin duda, una imagen que me hizo sonreír.
-¿Por qué no estás en la cama?
Él se sobresaltó y rió de si mismo cuando identificó quién le hablaba. Identifiqué un atisbo de sonrisa cruzando su rostro.
-No tenía sueño. Además -añadió- ya es algo de costumbre.
-¿Costumbre?¿Lo hacías todos los días?-pregunté.
-Sí, aunque venía más en las tardes, en las mañanas tenía...asuntos- concluyó sin quitarle los ojos a la playa.
Iba a preguntar algo más cuando Peeta habló primero:
-¿Y tú?¿Por qué no estás en la cama?- murmuró.
-Desperté antes de lo normal. Y ni siquiera sé con certeza cómo llegué ahí. No tengo muy presente lo que pasó después de la lluvia- contesté un poco más hostil de lo que quería.
-Te dormiste al instante de cambiarnos a ropa seca, y Annie y yo tuvimos que arreglárnoslas para llevarte a la habitación sin despertarte- rió en voz baja.
Lo recordé todo de momento. Yo empezando a tiritar y estornudar. Peeta dirigiéndome hacia la casa. Annie dándonos mantas y mudas de ropas secas. La taza de té caliente en mis manos y los brazos reconfortantes de Peeta.
El silencio se hizo más largo mientras yo estaba metida en mis pensamientos. Sacudí la cabeza para despejarme y fijar mi atención en el destello que acababa de lanzar el objeto en la mano de Peeta.
-¿Qué es eso que tienes en la mano?
Él cerró su puño para por fin volverse a mí.
-Siéntate- indicó un espacio al lado suyo- es una historia un poco larga.
-Tengo todo el tiempo del mundo.
Lo obedecí con una sonrisa pequeña; me recosté en la arena, no muy lejos de él, que habló no mas estar ya sentada:
-De pequeño siempre tuve ganas de conocer la playa. Fue mi padre quién ayudó a generar ese deseo: cuando eramos chicos él nos contaba muchas historias antes de dormir; el mar era una de sus favoritas. Aún recuerdo como lo describía: las olas moviéndose, y los cánticos que estas producían; los mantos de arena, que se extendían hasta que se perdían de vista; la espuma que se generaba al chocar el agua contra la playa, y su profundo color azul. Debo admitir que hice varios bosquejos en mi cuaderno de dibujos- ríe un poco-En fin, en esos tiempos no me cuestioné acerca de cómo él sabía todas esas cosas si nunca había visto la playa con sus propios ojos...ni lo hará.
Hace una pausa un tanto larga para desviar su cara hacia donde yo no pueda verla. En un impulso, mi mano va directamente a su hombro como gesto de consuelo; pero se vuelve de nuevo antes de que pueda tocarlo y reanuda su relato clavando su atención en el horizonte, para tratar de disimular la nostalgia que le ronda por los ojos.
-El día en que me fui no tenía idea a dónde ir. Esperaba subirme a un tren y dejar que me llevara a cualquier lugar; pero fue entonces que recordé lo que una vez me dijo mi padre:"Sí algún día estás triste ,o necesitas pensar, imagínate la playa y que estás sentado en ella, admirando el paisaje, tranquilizándote al oír a la olas cantar".
-Por eso viniste aquí, al Distrito 4, ¿no?- se me sale la pregunta de los labios.
-Sí- contesta, y agrega- solo quería que lo supieses.
-Bueno, si me lo hubieras dicho antes habría sabido dónde buscarte- reímos sin muchas fuerzas; el sueño aún abunda en nosotros como para sentirnos despiertos del todo. Peeta se mete la mano al bolsillo de la chaqueta y saca el objeto redondo para enseñármelo. Al echarle un vistazo lo reconozco.
Es mi perla.
- Llegó rodando a mis pies cuando estaba en la estación de tren esta tarde¿sabes? Al recogerla tuve la sensación de que no me quería ir, o que no me debía de ir, todavía no; así que regresé a casa de Annie.
-¿Es mi perla?- no sé por qué pregunté. Sabía perfectamente que era la mía, reconocería en cualquier parte su color y sus características.
-¿Es tuya?- pregunta Peeta confundido.
Asiento con la cabeza.
-Se me cayó en la estación del tren por chocar con algunas gentes- explico.
Entorna los ojos y se queda un momento quieto.
-¿Te la di yo?- susurra frunciendo un poco el ceño.
Asiento de nuevo con la cabeza.
-Te la di en el Vasallaje de los 25- medita todavía con los ojos entornados-, después cité a Effie diciendo que el carbón se podía convertir en perla- concluye con una sonrisa.
-Así es- ¿cómo podía recordar todas esas cosas? Un chispazo de emoción me recorrió al pensar que Peeta cada vez empezaba a ser el de antes. Nada me alegraba más que tener de vuelta al Peeta de antes.
Me estiré más en la arena, y ahí fue cuando nuestras manos se encontraron.
Se sobresaltó, y trató de quitar la mano, pero estaba presa bajo la mía. Sin pensar, entrelacé mis dedos con los de él. Como si fuera lo más natural del mundo.
Peeta clavó la mirada en mis ojos por primera vez desde que había comenzado su relato; sus bonitos ojos azules me observaban a mí y luego a nuestras manos.
Abrí la boca.... pero, ¿Qué le quería decir?¿Por qué su mirada me dejaba tan muda?¿Desde cuándo se hizo difícil mirar sus ojos y decir una palabra sin que se me notara que el corazón se me salía del pecho?
Sabía la respuesta; pero no la admitía.
Lo atraje hacia mí sin más, para rodearlo con los brazos, aferrándome a él ;y por fin, después de un corto silencio, poder decir:
Te extrañé, mucho- era lo único de lo que he estado consciente desde que se fue y de...-. No me diste la oportunidad de decírtelo pero....te quiero. Te amo Peeta Mellark.
Era raro decirlo. Katniss Everdeen, la chica en llamas; el Sinsajo, símbolo de la rebelión, estaba enamorada. Si fuera otra persona me habría sonado mentira. ¿Qué no yo misma había jurado no permitirme enamorarme?
Pero allí estaba ese sentimiento. Y no me dejaba en paz. No había duda ya; ninguna.
Lo gracioso era de que, aunque siguiera sin admitirlo, me gustaba ese sentimiento. Lo cierto es que no había sentido cosa igual antes.
Pensaba que, al decirlo, Peeta iba a estrecharme en sus brazos y besarme ¿No siempre quiso que fuera así? Supongo yo.
Por eso me extrañó cuando se apartó de mí, zafándose de mi abrazo, dejándome con la sensación de vacío porque su calor ya no me cubría más.
Jadeaba. Se pasó una mano por los cabellos rubios alborotados; miró a cualquier parte menos a mí rostro. Tragó saliva.
¿Y sí estaba equivocada? Peeta no fue siempre el mismo después de la guerra, de los acontecimientos pasados, pero¿Ya nunca recuperaría al Peeta de antes?
Tal vez estos últimos hechos lo cambiaron, y ya no es el chico que me amaba con locura. Clavé los ojos en él buscando una respuesta.
Tenía miedo. El viento me azotó el cuerpo y en lugar de sentir su frescura solo me llenó de escalofríos.
Tenía miedo de que no compartiera el mismo sentimiento que yo.

Tal vez.......ahora ya no.












*Un poco de suspenso* 


¿Les gustó? Ojala que sí.^^

Comentad tributos. Espero que sigan todavía conmigo después de tanto tiempo.

También espero poder seguir con ustedes todo el tiempo del mundo


   ¡Miles de besos para ustedes!  ^^                   


                                       Con Cariño

                                                 Vuestra Escritora
                                                                          Meena
PD: Gracias a todas las que me nominaron a un premio. Haré la entrada en cuanto tenga tiempo y un perdón por no hacerlo antes.


¡Os veo en el siguiente capítulo!